El encuentro

E l cielo estaba cargado de nubes blancas como la nieve que de ellas baja, oscuro y seco se extendía el bosque, ningún rastro de vida solo un febril murmullo, algo se mueve entre la tierra fría y la nieve, un ser lastimado y débil.

Se hallaba caminando descalzo, sus harapos cubren pobremente su pálido cuerpo el cual es como el resto de la nieve que le rodea. Al caminar deja un rastro de sangre, señal de una pelea que hace poco había tenido. El camino entre los árboles se vuelve cada vez menos espeso para dar paso a una enorme claro, donde el cielo es del mismo tono que el suelo, de no ser por el bosque que delimita la zona fácilmente se podría perder la noción de si se encuentra uno en el cielo o en la tierra y la falta de formaciones montañosas cercanas dificulta mucho más la comprensión del espacio, pero todos estos detalles le parecen ínfimos a él.

Este se trata de un joven delgado con la piel pálida, pero con el suficiente color para poder destacar del ambiente nevado, sus ojos son cafés de forma almendrada los cuales le dan un aspecto dulce pero sus pupilas se pierden en aquel profundo color, sus rasgos aunque no cincelados son atractivos, sus labios gruesos partidos y morados por el intenso frío le confieren un aspecto de decadencia y muerte a la vez que le da un toque de misterio, su cabello estaba tieso y cubierto por perlas de hielo, el cuerpo le tiembla a cada paso. Quien sabe Dios qué hacía ahí, no se le ve una intención clara, solo camina, no para por ningún momento. Su paso siguió por un rato y aunque es lento está decidido a llegar al otro extremo del claro. Pero antes de entrar observa la espesura del bosque, observa con cuidado las formas del bosque, las ramas, y por primera vez en ese momento mira a ambos lados buscando cuidadosamente si ningún extraño está cerca o si hay señal de un animal peligroso, no tiene armas y su estado empeora a cada paso, sus heridas le arden y la sangre inunda las impresiones que deja en la nieve, tiñendo su sendero de un rojo escarlata el cual crea una división en aquel claro.

Después de cavilar por un buen rato aprieta más sus guiñapos y entra cuidadosamente al bosque; dentro el frío no cala tanto como en el claro. Anda por horas y a pasos observa el movimiento de las ramas, la acumulación de la nieve en la base de los troncos y como aun cuando se veía que el otoño había acabado hacía meses encontraba rastros de hojas húmedas y rotas en el suelo, sus pies están quemados por el frío y las quemaduras del hielo le escuecen las cortes, ya no puede más pero aun así quiere seguir caminando por un rato más. Pasan algunas horas y a lo lejos en un espacio del bosque donde los árboles habían dejado un pequeño espacio ve en la nieve acumulada un ser el cuál respira con dificultad, observa en la distancia como lentamente y con ligeros espasmos sube y bajaba su tórax, siendo así se interesa más por aquel insólito, se fue acercando poco a poco cuidando de no hacer algún ruido, antes de estar muy cerca de él entiende lo sucedido, es un muchacho, uno idéntico a él, con los mismos ojos, labios… todo. Se queda quieto, no puede creer lo que veía, que significa eso, aquel ser se encuentra en la misma posición fetal que él había estado del otro lado del bosque y en el cual un ajeno se le había acercado a él para atacar, hecho el cual le había causado sus profundos tajos.

Lleno de miedo y con intenciones de acabar con aquella horrenda calca suya, se abalanza hacia él , su copia asustado trata de apartarlo y lo empuja y entre el forcejeo le mira a los ojos, no entiende cómo puede haber un ser idéntico a él, ambos paran por un momento, el efebo que había empezado el ataqué recuerda cuando un ser parecido a ellos le había atacado, y le comienza asustar más cuando nota en su mirada la misma expresión y terror que él había sentido con anterioridad, el no poder entender cómo esto estaba pasando le nublo la poca razón que le quedaba por lo que él con toda su ira y pánico lo vuelve arremeter, sin importarle todas sus punzaduras y el hecho de que entre más se movía más sangre perdía, el chico que estaba anteriormente tendido en la nieve forcejeaba para no tener que herirlo, pero al ver que no paraba y que le causaba dolor lo comienza agredir con toda su rencor, aquellos muchachos llenos tanto de espanto como de odio se destrozaron, uno mordía intensamente el cuello del otro mientras que el otro desgarraba con sus uñas su estómago, con ayuda de los andrajos que tenía el otro logró cubrirse la cara y tirarlo bocabajo con el fin de ahogarlo con la nieve y su propia sangre, al final él resultó vencedor y lleno de lesiones le quitó sus pingajo, y se los puso. Es demasiado gélido y la tela que le cubre no hace ninguna diferencia. Caminó por un largo rato, el cielo estaba cargado de nubes blancas como la nieve que de ellas baja, oscuro y seco se extendía el bosque, ningún rastro de vida solo un febril murmullo, algo se mueve entre la tierra fría y la nieve, un ser lastimado y desmadejado.

Se hallaba caminando desnudo, y solo sus andrajos cubrían pobremente su macilento cuerpo el cual era como el resto de la nieve que le rodeaba. Al andar dejaba un rastro de sangre, señal de una pelea que hace poco había tenido, pero se contuvo el aliento, sus laceraciones le ardían por el frío y sus pies estaban sangrando por culpa del hielo; triste y llorando se tira al piso, no sabe él porque está ahí, grita desesperado, no puede más, está harto. Pasaron las horas y se volvió a levantar al darse cuenta de que nadie iba a venir por él. En aquel momento decidió buscar a su doble, sabía que existía, así que emprendió el viaje, y después de atravesar tanto el claro como el bosque encontró en efecto lo que buscaba, un ser idéntico, la nieve lo rodeaba, su piel estaba pálida a excepción de algunas partes donde la coloración era rojiza, estaba dormido y su respiración era floja, entonces se acercó lentamente, y cuando estuvo lo suficientemente cerca se inclinó y con suavidad lo despertó lo miró con ternura como poco a poco se despertaba, pero el otro ser al verlo sintió un gran temor, y movido por el pavor y la inseguridad empezó a atacar, el otro trataba igual que con el anterior de apartarlo y tratar de razonar pero no lo logró, así que se volvió a enfrascar en una intensa batalla de la cual salió perdiendo. El vencedor le arrebató sus guiñapos para cubrirse del frío, y se marchó dejando tanto el cadáver como un sendero de sangre gracias a su intensa pelea.

Se hallaba caminando indigentemente, sus andrajos cubren pobremente su descolorido cuerpo el cual es como el resto de la nieve que le rodea. Al pasar deja un rastro de sangre, señal de una pelea que hace poco había tenido, no le importa nada de su alrededor y sangra demasiado pero no le importa le mueve solo una cosa, el querer escapar de ese bosque y no volver más, lo único que le parecía impropio y a la vez inquietante era saber si del otro lado del bosque encontraría un ser idéntico a él, solo esperaba saber si era cierto o no.

La ubicación no es el lugar donde se desarrolla la historia ya que no es real ni esta ambientada en este planeta ni realidad

Related posts:

After one of the most difficult academic years I have ever had to deal with, I am absolutely thrilled that the first year of my A-Levels is done, and I’m back here for some therapeutic writing that I…

Facebook has this weird policy whereby users are required to use their “real name” in order to have access to their site. What exactly constitutes a “real name”? Is it the name I was born with? The…

Not just that we are lonely, we now even think Artificial Intelligence could be the cure to loneliness. Loneliness can be born out of the lack of people who truly speak and understand each other’s…