Sobre una semana en que lloro por todo y nada.

Llevo cosa de una semana y pico que he estado más estresada, principalmente porque tenía que entregar unos trabajos en pocos días e iba un poco con el tiempo pegado al culo, la verdad (inciso: todo ha salido guay y bastante orgullosa de las notas de esos trabajos). Pero además me tenía que bajar la regla, y…

Dirás, okey Naiara, ¿a dónde quieres llegar? la verdad es que no me importa ni lo más mínimo; a lo que te responderé que un dato curioso (e insoportablemente llevadero para prácticamente cualquier persona, en estadística) es que soy una llorona. Sí, eso es (es que se me hace raro decirlo abiertamente a la nada para que lo lea quién sea, ¿sabes?). Cosa que con la menstruación se intensifica. Es como cuando empiezas a tomar drogas para evadirte del mundo y de lo que sientes pero terminas descubriendo con el tiempo que consigues el efecto contrario y tus emociones y tu estabilidad emocional cada vez se gestionan y regulan peor, pues lo mismo. Y es una cosa con la que he aprendido a vivir (más o menos), pero muchas veces me caigo fatal cuando estoy hipersensible. En serio, a veces es muy cansino. Y es como una espiral que va muy rápido y que es difícil de parar una vez empieza a girar.

Lo peor es que puede venir dada de cualquier mini cosita que sumada a otra y a otra y a otra según el nivel de sensibilidad en que se encuentre mi persona en ese momento deriva en llanto o no, cosa que es frustrante e imprevisible para todos, claro, a veces incluso para mí.

Y estoy en esos días en que lloro por vídeos de gatitos rescatados. O vídeos de abuelitos. O vídeos de parejas cutes. O simple y llanamente (como dice una personita muy especial) porque note tu tono de voz mínimamente seca y seria.

Y he leído y escuchado miles de veces desde que empecé a leer y a conocer más sobre psicología y sobre relaciones sanas y autoestima que lógicamente no debería pedir perdón por mi sensibilidad o mi emocionalidad, pero es que es una cosa que no sé si yo misma podría gestionar bien de otra persona si cambiásemos posiciones.

A veces creo que lloro por cada absurdez que me sorprende cómo no resulto insoportable.

Y no es que esté justificando los actos de nadie (algo que pasó antes de empezar a darme cuenta de las cosas que realmente sucedían y el efecto que todo ello ha provocado), porque ahora tengo claras las señales de maltrato después de haberlo experimentado muy de cerca (lo de hacer referencias a esto va a ser habitual muy probablemente, no es personal, solo me ayuda a somatizarlo y a dar contexto, porque mentiría si dijese que no me ha abierto más heridas de las que ya tenía sobre mí misma y con los demás), pero de verdad que aunque sepa y me diga a mí misma cosas tranquilizadoras una y otra vez y aunque sea consciente de que no es malo me sigue chocando una reacción tan sana y calmada por parte de esa personita especial a la que he parafraseado antes, por ejemplo.

La cuestión es… os quiero. La verdad. Os quiero mucho. Por querer quedaros. Por quererme, aunque llore más que respire, aunque no sepa muy bien qué me pasa y siempre tenga sentimientos encontrados con respecto a casi cualquier cosa, y aunque a veces no me sepa expresar bien, y aunque a veces no pueda siquiera contarlo si no lo escribo.

A veces siento que me conocéis más que yo a mí misma… a pesar de ser prácticamente una contradicción andante.

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